Osteopatía pediátrica

Como tratar y descubrir los cólicos de los lactantes

Suele acompañarse de rigidez abdominal, flexión de miembros inferiores sobre el abdomen y meteorismo que puede prevenirse en buena medida con un método terapéutico manual, muy poco conocido, que resuelve o alivia el problema de raíz.

Dicho trastorno que los médicos consideran de etiología u origen desconocido y que actualmente afecta a 3 ó 4 de cada 10 bebés entre los 15 días y 4 meses de vida, (por supuesto, si además hay palidez y sudoración, fiebre, decaimiento, vómitos o deposiciones con sangre, acuda inmediatamente al hospital, puede tratarse de algo más grave), tiene solución con la aplicación de técnicas osteopáticas.

Según la A.E.P. hasta el momento no se ha encontrado la causa, pudiendo ser de origen multifactorial: Problemas de relación familiar, alteraciones del sueño en el bebé, alteraciones de la función gastrointestinal, reacciones alérgicas, sistema digestivo o nervioso inmaduro, intolerancia a la proteína de la leche de vaca (PLV), etc.

El bebé que padece cólico del lactante presenta un cuadro de irritación con dolores agudos que expresa con el llanto, flexionado sobre sí mismo y con el abdomen en tensión. Cuanto más agudo sea el cólico más gritará, llorará y se tensará. Esta situación es frustrante para los padres puesto que la solución que les suelen dar en muchos casos es insuficiente y esperar a que los cólicos se pasen con paciencia, se puede hacer interminable.   

«Todos los recién nacidos lloran. Es normal», suelen repetir muchos pediatras a las madres mientras los padres se desesperan ante el angustioso llanto de sus bebés. La sentencia no es exacta. Cuando un bebé llora es porque algo no va bien. Así, puede tener sed o hambre, sentir excesivo frío o calor, encontrar incómoda la cuna o la ropa (que puede producirle alergia al igual que el chupete), haberse orinado o defecado, no conseguir conciliar el sueño, tener gases, padecer molestias estomacales o intestinales, sufrir de los oídos, padecer dolores o, sencillamente, tener fiebre por alguna infección bacteriana, vírica o fúngica… o, incluso, sufrir cualquier otra dolencia

Los padres deben averiguar si es intolerante o alérgico a algo de lo que ingiere. Y tratándose de un bebé las posibilidades disminuyen mucho: suele tratarse del agua o de la leche. Si la causa está en el agua la solución es sencilla. Otra cosa es que se deba a la leche como generalmente suele ocurrir. En ese caso hay que valorar si el bebé está siendo amamantado por la madre o si ingiere leche preparada de animal (normalmente de vaca), porque hay un alto porcentaje de la población mundial que no tolera la leche animal, especialmente a causa de la lactosa.
Para saber si ese es el motivo, sólo hay que dejar de dársela al bebé y observar alguna mejoría, lo que suele ocurrir en el 90% de los casos. Para corroborarlo basta agregar que el «cólico del lactante» se produce en la inmensa mayoría de los casos cuando el bebé es alimentado con leche animal en lugar de leche materna.

Cuando lo sufren bebés que son amamantados por la madre, el origen está en que ellas sí suelen beber leche y/o productos lácteos o alimentos que producen habitualmente alergias, como algunos frutos secos, los huevos o el marisco, además de productos tóxicos como el tabaco, el café, el alcohol, las grasas saturadas o alimentos llenos de aditivos de todo tipo que al estar contaminadas pasan esas proteínas y/o toxinas a sus bebés a través de la leche de sus pechos.

Debemos saber que la osteopatía no trata los síntomas, sino que los analiza y relaciona para buscar el origen del problema que está alterando el correcto funcionamiento del organismo. Afortunadamente, existen métodos osteopáticos para ayudar de forma eficaz a los bebés afectados por cólicos.

El tratamiento se centra en el cráneo del bebé y en el intestino, al considerar que estas partes pueden ser las responsables de la alteración y consiste en liberar las posibles tensiones en el tubo digestivo así como las de las membranas que envuelven al sistema nervioso a través de los huesos y las suturas del cráneo. Esto permitirá que el organismo se equilibre y pueda funcionar de forma armónica. 

Aplicamos nuestros conocimientos de osteopatía visceral con el cuidado propio al tratarse de un bebé. Mediante un movimiento cuidadoso con los dedos, elastificamos el paquete visceral del bebé, desde el esfínter esofágico inferior de la entrada del estómago hasta el recto, así como su sistema fascial. El movimiento de nuestras manos relaja la musculatura lisa del intestino, formada por una capa circular profunda y una capa longitudinal superficial. Este músculo, vigoroso y tónico, se encuentra en el origen de los movimientos peristálticos del intestino, trabajando desde la zona más superficial a la más profunda, penetrando por capas a medida que el propio cuerpo nos deja.

Con el tratamiento craneal, trabajaremos a distancia las tensiones sufridas por el aparato digestivo causante de estos dichosos cólicos. Estas tensiones craneales, causadas tanto por las tensiones sufridas en el canal del parto, como en el post-parto, afectaran a la inervacion del tejido digestivo. Por esta razón no hay que olvidar al trabajar con el lactante el realizar las técnicas craneales. Con este método se resuelven los cólicos al mejorar todas las funciones relacionadas tanto con la alimentación del bebé, que realiza tomas más correctas y mantiene mejor el tiempo entre ellas, como con la asimilación de los nutrientes y la eliminación de gases y heces. Además, se observa mayor facilidad para el eructo y, como efecto secundario, se consigue un aumento en su bienestar general al mejorar el tiempo y la calidad de sueño y de descanso y también el de los padres.

En definitiva, los síntomas de cólico remitirán de forma paulatina pero inmediata, sin hacer sufrir a los bebés que se suelen quedar dormidos durante la sesión.

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