Osteopatía y Fisioterapia Guadalajara

Esguince de tobillo

Lesiones deportivas

Esguince es una lesión traumática de los tejidos blandos resultante del estiramiento, rasgadura, rotura o distensión de un ligamento que conecta los huesos y mantiene unidas las articulaciones del tobillo, provocado por un movimiento forzado más allá de los límites fisiológicos.

El esguince de tobillo es sin duda la lesión más frecuente en la práctica deportiva, siendo uno de los motivos de consulta más comunes en osteopatía y una de las lesiones más agradecida en el tratamiento manual osteopático.

Su gravedad se define por la cantidad de fibras que se rompen.

  • Dolor al apoyar el pie y al caminar.
  • Dolor muy exacerbado al mover la articulación del tobillo.
  • Dolor al estiramiento del ligamento lesionado.
  • Inflamación.
  • Edema en los primeros minutos, en forma de huevo de paloma
  • Hematoma antes de las 24 horas.
  • Impotencia funcional.
  • Inestabilidad del tobillo.

Cuando en una articulación se exceden los límites de movilidad articular fisiológicos, lesionándose las estructuras encargadas de limitar dicho movimiento, como ligamentos, tendones y cápsula articular, nos encontramos ante un esguince.

La lesión más frecuente del tobillo es la del esguince externo que se produce por una inversión brusca del pie, en la que el ligamento lateral externo sufre una elongación.

Movimiento forzado en flexión plantar más inversión (movimiento hacia adentro del pie), estando el tobillo en carga. Es importante resaltar que el 90% de los esguinces, se producen en el ligamento externo del tobillo. Un porcentaje muy bajo (10%), afecta al Ligamento Interno.

Este movimiento forzado provocara diversas modificaciones en la biomecánica de los huesos del pie, lo que a su vez irá produciendo adaptaciones en niveles superiores. Todas estas adaptaciones, podrán alterar a su vez la biomecánica de la rodilla, cadera, espalda y cabeza.

Es en ese momento donde la osteopatía toma su protagonismo, cuando las manipulaciones de las zonas afectadas evitará la cronificación de los esguinces así como lesiones a «distancia» como: tendinitis en rodilla, dolores de espalda, dolores de cabeza…

Según la localización de los ligamentos lesionados:

Esguince lateral: (parte externa del tobillo)

Esguince medial (parte interna del tobillo)

 2.- Según la gravedad de la lesión, la ACO las clasifica en los siguientes grados:

  • Grado O: Esguince benigno sin desgarros, con estiramiento de las fibras de colágeno en el ligamento. lateral externo del tobillo. Edema (Cogestión líquida) difusa. No hay hematomas en cara externa de pie.
  • Grado I: Distensión (roturas fibrilares ligamentosas leves), Inflamación en cara externa en forma de huevo de paloma que aparece inmediatamente después del trauma. Hay hematoma en cara externa. Pequeña afectación funcional y estabilidad totalmente conservada.
  • Grado II: Ruptura de los haces anterior y medio del ligamento, dolor moderado, Inflamación de aparición muy rápida y de mayor magnitud englobando al tobillo. Imposibilidad de carga y gran impotencia funcional con posible hematoma no antes de las 24-48 horas.
  • Grado III: Desgarro de los tres haces del ligamento lateral externo con rotura completa, gran hinchazón, hematoma, inestabilidad y total impotencia funcional.
  • Grado IV o Luxación: Pérdida de contacto total de las superficies óseas que conforman la articulación total del tobillo.

Podemos tratar con técnicas osteopáticas los esguinces de grado O grado I y grado II. El grado III es más controvertido ya que precisa una inmovilización funcional más prolongada y en el grado IV es necesaria la inmovilización con yeso o cirugía de tobillo, según cada caso.

En todos los grados y pasado el periodo de inmovilización requerido, es importante hacer una buena recuperación con ejercicios de fortalecimiento de la musculatura del tobillo y sobre todo de la propiocepción con prácticas específicas de equilibrio.

El tratamiento inicial puede resumirse en cuatro palabras: Reposo, hielo, compresión y elevación.
    

  • El reposo evita que la lesión aumente.
  • La aplicación de hielo bajará la inflamación de la zona.
  • La compresión de la zona lesionada con un vendaje protegerá el ligamento lesionado y reducirá la inflamación. La tensión del vendaje debe ser firme y uniforme, pero nunca debe estar demasiado apretado.
  • La elevación de la zona lesionada por encima del nivel del corazón permitirá una mejor circulación sanguínea y producirá una bajada de la inflamación y un drenaje adecuado.

Conjuntamente a este tratamiento inicial conservador, la osteopatía se encargará de devolver la movilidad a la todas las articulaciones de la zona para una rápida absorción del edema, además de realizar el tratamiento de los ligamentos afectados y drenaje para facilitar la bajada del edema.

Desde el punto de vista osteopático una lesión de esguince de tobillo puede presentar lesiones que el cuerpo por sí solo no puede adaptar, como son la compresión tibiotarsiana, y la anterioridad tibial inferior. Junto a ellas pueden coexistir lesiones de movilidad (subluxaciones) del astrágalo y de éste con respecto al calcáneo (subastragalina).

En numerosas ocasiones el astrágalo no recupera su posición original que mantiene tensos los ligamentos, por lo que aunque relajemos ligamentos, si no se devuelve la movilidad al astrágalo la recuperación no será total y habrá peligro de que el esguince vuelva a producirse al más mínimo apoyo defectuoso.

El edema en este caso también tardará mucho tiempo en reabsorberse por la deficiencia de riego en la zona; esto es lo que se denomina en muchos casos, esguince mal curado.

Es importante en un primer momento corregir las lesiones de compresión y de la subastragalina, evitar las maniobras en el tejido lesionado, aconsejar una alimentación baja en compuestos proinflamatorios (reducir por ejemplo la carne y los lácteos), hidratarse bien, compresión y elevación del tobillo y frío (5minutos /hora) para ayudar a regenerar correctamente el ligamento en su fase de reparación.

El fin del tratamiento de una lesión de ligamentos es la recuperación del mismo sin perjuicio de la estabilidad ni de la funcionalidad articular.

Después de cualquier lesión traumática pueden quedar secuelas que en el caso del tobillo las más frecuentes son la inestabilidad crónica y el esguince doloroso crónico.

La bibliografía médica señala a la elongación del ligamento y a la mala rehabilitación como responsables únicos de dichas secuelas, pero desde la osteopatía existen otros factores que se deben considerar como el tejido óseo, la colocación de los huesos en la articulación, la cápsula articular, músculos, etc.

La práctica clínica nos ha demostrado que además del daño al ligamento, la articulación y el propio hueso también sufren a nivel microscópico.

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