Osteopatía visceral

Luxación de coxis

El cóccix o coxis (hueso caudal), es el segmento final de la columna vertebral en los primates sin cola.

Consta de entre tres y cinco vértebras separadas o fusionadas (vértebras coccígeas o coxígeas), en forma de triángulo, por debajo del hueso sacro, al que se une mediante una articulación fibrocartilaginosa, la sínfisis sacrococcígea, que permite el movimiento limitado entre el sacro y el cóccix formando la última pieza ósea de la columna vertebral.

La coccigodinia es un síndrome doloroso más habitual de lo que pensamos, que se caracteriza por un dolor localizado en la región del cóccix, (rabadilla), llamado también coxigodinia, que se irradia a la región inferior del sacro y el perineo. El dolor en esta zona generalmente se produce después de sufrir un traumatismo directo sobre el cóccix, como puede ser resbalar y caer sentado sobre los glúteos, causa habitual en el 65 % de los casos. 

También puede presentarse como efecto posterior a un parto natural muy laborioso, por presión interna o bien por microtraumas a repetición como en los ciclistas y jinetes y en casos menos frecuentes se puede deber a una artritis de la articulación sacro coccígea. Otras veces aparecen relacionadas a un problema lumbosacro; siguen a la lumbalgia y pueden desaparecer tras ajustes lumbosacros.

Cuando se descartan los traumatismos, facturas y casos antes expuestos, puede deberse a un endurecimiento del músculo elevador del ano, piriforme y coccígeo, entre otras posibles causas de dolor referido. La presión que se recibe esta zona en la posición sentada, aumenta el espasmo muscular, empeorando el dolor, por lo cual resulta casi imposible mantenerse sentado.

El dolor puede desaparecer por sí solo o con tratamiento, o puede continuar durante años e incluso agravarse. Los ensayos médicos han demostrado que la coccigodinia puede curarse en la gran mayoría de los casos, si se proporciona el tratamiento adecuado, tras un buen diagnóstico de la enfermedad y con aplicación de diferentes técnicas de osteopatía, la mayoría de las lesiones del coxis se pueden controlar con tratamiento conservador.

  • Dolor que empeora bastante al sentarse especialmente sobre una superficie dura o al ponerse de pie desde una posición sentada.
  • Hematomas en la parte baja de la espalda.
  • Dolor localizado en el área del cóccix que empeora al contacto o cuando se aplica cualquier presión.
  • Dolor punzante en las piernas.
  • Dolor que empeora con el estreñimiento y mejora después de ir al baño.
  • Dolor intenso al hacer pequeños esfuerzos como estornudar, toser , etc.
  • Dolor neuropático 
  • Molestias o dolor durante las relaciones sexuales. 
  • Inflamación en la zona.

Las lesiones más usuales que provocan dolor de coxis de manera persistente suelen deberse a una luxación o a una fractura en el coxis.

La luxación de coxis es la separación del coxis del sacro. Cuando el coxis se desplaza hacia atrás o hacia adelante, las fibras de los ligamentos se desgarran y se produce dicha luxación. En ambos casos las causas más frecuentes son:

  • Traumatismos. Un golpe en la base de la espalda o una caída sobre el trasero pueden tener como resultado la inflamación o lesión del coxis (una luxación o incluso una fractura).
  • Parto. Durante el parto, la cabeza del bebé pasa sobre la punta del coxis. La presión que puede producirse sobre el coxis puede a veces resultar en una lesión en alguna de sus estructuras (el disco, ligamentos y huesos). Es poco común, pero también podría provocar una fractura de coxis.
  • Presión. Ciertas actividades que imponen una presión prolongada sobre el cóccix, tales como montar a caballo o sentarse en superficies duras durante largos períodos, pueden marcar el inicio del dolor de coxis. Este dolor no es permanente, pero si la inflamación o síntomas no se controlan, podría convertirse en un dolor crónico.
  • Tumor, infección o hernia discal. Aunque raramente, puede ocurrir que la causa del dolor en el coxis sea un tumor o una infección en la zona perineal. Igualmente, podría ser un síntoma de la existencia de una hernia discal que afecta otras vértebras de la columna.

Para diagnosticar la coxigodinia el especialista suele recurrir a realizar el análisis de los síntomas que presenta el paciente, su historial médico, y el examen físico del dolor localizado.

En cuanto al examen físico del dolor de coxis, este suele incluir:

  • Un análisis pélvico y rectal para revisar si un tumor o masa podrían ser la causa del dolor.
  • Palpación para revisar si existe sensibilidad en el área.

 

El hallazgo más determinante del examen físico suele ser la sensibilidad localizada después de la palpación del coxis.A menudo también se recurre a ciertas pruebas de imagen que permiten tener una visión lo más clara y precisa posible de la lesión. Las más usuales son: 

Rayos X. Los rayos X del sacro y del cóccix sirven para descartar la posibilidad de que una fractura o tumor sean la causa de las molestias.

TAC o Resonancia Magnética. Para descartar infecciones o tumores como causa del dolor.

Excepcionalmente, en los casos en los que la luxación es muy importante, causa gran dolor y limitación y no tiende a la curación, se plantea la cirugía en la que se fija la posición del coxis.

Determinado el tipo y grado de dolencia que presenta el paciente, el osteópata aplica el tratamiento conservador más adecuado para conseguir la relajación y el estiramiento de los músculos, para que el cóccix pueda regresar a su posición normal. Existen dos versiones en la manipulación: la externa y la interna.

La manipulación externa consiste en proceder a la reducción manual de la luxación de coxis, en la que el especialista intenta recolocarlo en su posición correcta. La corrección se hace muy suavemente, acompañando la posteriorización del coxis con la respiración y a menudo resulta efectiva.

La manipulación interna si bien es más incómoda por que se realiza mediante un tacto rectal, es más directa no es dolorosa y biomecanicamente suele resultar muy eficaz. Está claro que este tipo de procedimiento puede hacer que algunas personas se sientan incómodas, tanto física como emocionalmente. Físicamente, si el coxis es extremadamente sensible, es posible que se muestren reacios a dejar que alguien lo toque. Y emocionalmente, este tipo de ajuste interno puede hacer referencia a cuestiones de la intimidad y la vulnerabilidad.

La movilización externa a menudo resulta efectiva, de forma que la manipulación interna no es necesaria en muchos casos.

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